Hoy dos alumnos me pidieron plantear una doble resta. Como siempre, ellos inventaron el problema. Lo que tienen los niños es que les falta sentido de la realidad, en su mundo todo es posible. La prueba está en el problema planteado.
En una granja había 899 vacas. Se mueren 590 y el lobo mata a 250 vacas. ¿Cuántas vacas le quedan al granjero?
Está claro que tendremos que ir poniendo orden en este mundo donde un lobo puede matar él solito a 250 vacas de un tirón.
No ha hecho falta que explique qué es una doble resta. Han comprendido tan bien cómo se emplea la sumiresta que la doble resta es pan comido, sólo hay que operar y encontrar estrategias de cálculo para una rápida resolución. Al igual que con la sumiresta, pasarán todos los niños y niñas por la pizarra y resolverán un problema de doble resta.
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