En Facebook he encontrado una reflexión de César Bona para el nuevo comienzo de curso. En momentos de desconcierto ante tanta "novedad educativa"y tanta burocracia añadida, quiero iniciar la primera entrada de este blog con las palabras de César, un maestro español finalista en el premio al mejor maestro del mundo. En su haber no está la cantidad de sobresalientes que tuvieron sus alumnos ni lo bien que hacía las programaciones. Su mérito es mirar a los niños, escuchar a los niños, descubrir con los niños. Quiero contagiarme de su alegría y así me planteo el nuevo curso. Recojo tus palabras: pasión, alegría y a mirar por la ventana!
1 de septiembre.
Maestro, para mí, es alguien que inspira para la vida. ¡Casi nada!
Ese es nuestro reto, esa es nuestra meta: dejar huella en los niños y niñas que nos verán como un referente. Somos líderes, no lo olvidéis. De maestros y maestras líderes saldrán niños y niñas líderes.
Trabajando juntos, padres y maestros lograremos sacar lo mejor de cada niño: somos un equipo, y estamos en el mismo bando.
Que el contagio con actitud positiva invada nuestros colegios. Y si veis algún compañero que no muestra pasión, guiadle al momento en que se hizo maestro, que os cuente cómo eran sus primeros días con los niños; que respire de ese instante y regrese con las mismas ganas con las que empezó: porque la nuestra es una profesión que requiere pasión cada día.
Este año es especial. Muchas cosas se mueven. Cread con los niños, exportad vuestros proyectos: ¡Compartid! No dejéis que un trabajo maravilloso se apague por no cruzar la puerta de vuestras aulas. Y levantad la vista de los libros de texto: justo frente a vosotros, o al asomaros a la ventana encontraréis historias que merecen la pena.
En estos meses he tenido la suerte de viajar por España y he conocido cientos y cientos de personas cuya vida es la educación, que tienen proyectos ilusionantes y muchas ganas de aprender. Con humildad siempre, no dejemos de aprender: de los compañeros, pero también de los niños. Escuchemos a los niños y niñas: tienen cosas muy interesantes que decir y nunca las conoceremos si no les damos la oportunidad de hablar.
Y no, nuestras aulas no son trincheras: son lugares llenos de ilusión. Las trincheras son cosas de guerra; la ilusión es cosa de niños. Si hay algo que nos caracterice como maestros, que sea la ilusión.
Y sí, encontraremos piedras en el camino, pero compartir el mundo de los niños nos ayuda a entender que nada es imposible.
Es un orgullo compartir profesión con tantas y tantas personas que hacen de su trabajo una dedicación a los demás.
Compañeros y compañeras maestros y maestras: ¡Feliz comienzo de curso!
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